Joven protagonista encarnado por el mismo autor, Javier Sierra, que en
la introducción declara su propósito de narrar los episodios supuestamente
vividos por él hace en 1990, mientras cursaba sus estudios en la Facultad de
Periodismo. Una mañana, al observar la escena del famoso cuadro titulado La
Sagrada Familia de Rafael, un extraño personaje de edad madura se ofrece a
descubrirle las claves secretas que los pintores dejaron en sus lienzos para
los siglos posteriores.
“Pero por
cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Apocalipsis 3:16) De esto adolece esta
novela. Esta a medio camino entre una novela y un ensayo, quedando en ambos
casos muy corto para considerarse ninguna de las dos opciones.
Y es curioso
porque lo que acerca esta obra a ser una novela la aleja de ser un ensayo, y lo
que evita que se pueda considerar un ensayo son las trazas de novela. Ante esta
disyuntiva la editorial o el autor decidieron “Venderla” como novela en la cual
se descubren multitud de secretos y mensajes ocultos de algunos cuadros del
Museo del Prado de Madrid, una decisión puramente comercial en la que lectores
como yo, se han sentido en cierta manera defraudados.
Y debido a la
bipolaridad de la obra el análisis que realizo será doble, tratando por
separado las dos vertientes.
Novela, carece de
interés, buscando entre explicación de cuadro y otro, el enlace entre ambos con
situaciones bastante forzadas que en ningún caso enganchan ni le dan ritmo a la
obra, por lo que estos aspectos no tienen suficiente potencia como para
considerar al texto como novela. Sin embargo la trama, en mi opinión, tiene
posibilidades. Pero creo que desde un punto de vista más activo y cohesionado
hubiera tendido una mejor resolución.
Ensayo, no soy un
gran experto en arte, sin embargo creo que el aspecto de las pinturas
proféticas está muy cogido por los pelos, ya que dudo de la veracidad de las
conexiones expuestas por el autor, siendo interpretaciones personales en vez de
hechos bien contrastados. La investigación que ha realizado el autor sobre los
cuadros considero que es de valorar, sin embargo ha cometido algunos errores de
manual, como por ejemplo renombrar a uno de los ladrones que fueron
crucificados junto a Jesucristo, de Gesmas a Gestas. Punto negativo.
Nuevamente volvemos al típico
problema de prometer y crear expectativas que no son. Antes de adquirir el
libro vi una entrevista al autor que explicaba el libro haciendo hincapié en
aspectos que me atrajeron, pero a medida que leía el libro esos aspectos,
efectivamente estaban, pero no en potencia y en abundancia como dejo a entender
el autor.
Por supuesto que este libro tiene
su audiencia, pero considero que es un grupo muy específico; ya que aquellos
lectores de novela, en mi opinión se quedarían fuera, y los que buscan y
disfrutan con la lectura de ensayos, los momentos narrativos, se les van hacer
insufribles. Sin embargo aquellos que quieren algo intermedio y no se atreven
con libros específicos de arte, es posible que aquí encuentren la horma de su
zapato.
En general, puedo decir que no he
disfrutado de la lectura, sin embargo reconozco que a través de su lectura, se
me han despertado unas ganas locas de visitar una vez más el museo del Prado, y
fijarme en alguna que otra obra que en anteriores visitas he podido ver de
soslayo. Punto Positivo.
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