6 de julio de 2020

VESTIDA DE CORTO de MARIE GAUTHIER

Félix, de catorce años, aprendiz en una ciudad polvorienta y aplastada de calor, es alojado por su jefe. En la casa, vive también Gilberte, Gil, de dieciséis años. Ella trabaja en el supermercado, y se encarga con cierta ligereza de las comidas y el hogar. En el tiempo restante, desaparece con hombres; muchos de ellos, a menudo mayores que ella. Fascinado por la niña, Félix vive esperando una mirada de Gil, una señal. Marie Gauthier reconstruye con una intensidad magnética la atmósfera húmeda y opresiva del pueblo a mediados del verano, las sensaciones confusas del niño frente a la inquietante sensualidad del cuerpo de Gil.

No soy muy amigo de los premios literarios, pero hay algunos que hay día de hoy siguen conservando cierto prestigio por el nivel literario de la obras premiadas. En este caso traigo la reseña de la obra ganadora del premio Goncourt (el premio más prestigioso de las letras francesas) en su versión de premio a la primera novela publicada, en este caso por parte de Marie Gauthier con su obra Vestida de Corto.

La novela es corta, sin embargo debe ser así, es como una fotografía y o un corto cinematográfico. Existe en el momento, y luego desaparece, quedándose en la memoria, como un recuerdo fugaz que permanece en ese parte del recuerdo remoto, que ni se olvida ni se recuerda con detalle.

En cuanto al estilo narrativo se observa (y no pongo observo porque es una evidencia) un uso excesivo de frases cortas, claro signo de primera novela, siguiendo la filosofía de “vamos sobre seguro”. Sin embargo reconozco que te sirve para hacerte una idea muy clara de la historia, y a la autora la permite poner el objetivo en un punto concreto y hacer que el lector caiga en ello. Frases cortas y directas.

El ritmo de lectura es bueno, ligero y lineal, pero cambiando los focos de atención según interesaba saber o explicar un punto de vista concreto.

Un punto a favor es la deslocalización del lugar y la despersonalización de los personajes, para lectores como yo el que tengas que trabajarte los escenarios en tu mente, es algo que gusta, y que hace que viajes a lugares que conoces o que te imaginas, y que te traen a la memoria reviviendo recuerdos. Un claro ejemplo de esto es la novela de “Los asquerosos” de Santiago Lorenzo o “Intemperie” de Jesús Carrasco, deslocalizadas en su texto, pero con paisajes y lugares conocidos y muy definidos en mi mente

Llegamos al tema del que trata la novela, en este caso es un punto negativo, no me interesa ni me ha picado la curiosidad, no le encontraba el sentido y no hemos conectado a este nivel, y es una pena porque he tenido la suerte de leer esta novela en tiempo de verano y eso entra en consonancia con el texto, pero tampoco.

Por otro lado las ideas que plantea son interesantes y prometen: verano, adolescentes, sexualidad, autoconocimiento. Y la manera de tratarlo es provocadora, insinúa, aunque también muestra sin resultar desagradable, los límites están en la mente de la persona que lee, pero tampoco me ha llegado.

Del final no voy a hablar, pero tiene una segunda lectura… tremenda.

En definitiva, la novela no me ha emocionado, quizá en otro momento, sin embargo no me arrepiento de haberla leído.

Seguiré pendiente de lo que escriba la autora, apunta maneras.

Antes de terminar hay un aspecto que merece la pena remarcar, aunque es independiente a la calidad literaria del texto, es la edición de Nórdica Editorial, haciendo de un elemento que normalmente suele ser molesto (la faja de los libros) en algo que complementa a la portada del libro realizando un guiño diferente y divertido, encajado a la perfección con la portada.

Muchas gracias por el ejemplar a la iniciativa “Masa crítica” de Babelio.

Aquí está la portada con la faja.


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