En el jardín de una casita roja, en la quieta campiña de los
alrededores de Helsinki, una viejecita grácil está regando su césped de
violetas. Pero el idilio sólo es aparente: la vida tranquila de Linnea Ravaska,
octogenaria viuda de un coronel, es emponzoñada por una banda de malhechores
que llega regularmente cada mes a la capital para arrebatarle su escasa
pensión. La guerra y la venganza del trío infernal podrían convertirse en una
pesadilla digna de La naranja mecánica.
Esta es la segunda vez que me
topo con un libro de Paasilinna, pero en esta ocasión lo he buscado
deliberadamente, y compruebo que el listón bien alto que coloqué con
Prisioneros en el paraíso, sigue en esa misma posición… y con perspectiva positiva.
Antes me consideraba un
“admirador” del humor británico tanto en los libros como en la series, pero de
un tiempo a esta parte he descubierto una nueva veta de oro en el humor nórdico
y creo que va a dar para mucho.
Paasilinna demuestra que tiene un
don, el convertir lo absurdo en la normalidad más absoluta, haciendo de algo
increíble lo obvio, por lo que el transcurso de los acontecimientos en el
relato, cuando te acostumbras, ya te parece una evolución lógica y nada
sorprendente, pero al pararte a pensar y recuerdas lo leído, te preguntas ¿pero
cómo hemos llegado a esto?
Al ser esta la segunda obra que
leo de Paasilinna en un corto espacio de tiempo, he podido comprobar las
similitudes que existen entre ambas obras en lo que se refiere al estilo narrativo,
siendo este muy directo y ágil, marcando un ritmo trepidante en momentos de
acción y dejando intervalos para “recrearse en el paisaje”
Otro aspecto a destacar es la
utilización de personas mayores como protagonistas de historias, creo que por
la cantidad de años vividos el escoger este personaje supone una ventaja a la
hora de dar profundidad y aplomo a lo que el protagonista dice y hace, al mismo
tiempo que conseguimos un efecto estupendo cuando se exponen a situaciones
fuera del contexto habitual, en esta ocasión enfrentándose ella sola a una
banda de matones. Está claro, más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Merece la pena destacar el
epílogo de la obra, en el cual Arto Paasilinna nos ofrece una nueva ración de
inventiva y de recursos sin fin, imaginando un final para el final de la obra.
Este hombre es una caja de sorpresas. Siento no ser más concreto pero si pongo
más os destrozaría un final que todo lector debería disfrutar y leer.
Este libro se ha ganado
pertenecer al grupo de recomendar sin duda, sin embargo he de reconocer que no
todo el mundo está “preparado” para este tipo de narrativa, en el que la sátira
y el humor ácido tiene una componente muy importante dentro de la obra, pero si
disfrutaste por ejemplo con El abuelo que saltó por la ventana y se largó deJonas Jonasson es muy probable que la historia de la dulce y encantadora Linnea
Ravaska te atrape y pases un buen rato.
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