En 1850 la alta burguesía neoyorquina disfruta de una desentendida
prosperidad. Delia, «reina» del endogámico clan de los Ralston, ultima los
detalles de su vestuario para brillar en el acontecimiento social del año: el
enlace de su prima Charlotte Lovell con Joe Ralston, que además sellará una
alianza entre las dos familias hegemónicas de Nueva York. Cuando nada parece
poder desbaratar tan idílico porvenir, una desquiciada Charlotte irrumpe en
casa de Delia para desvelarle un secreto que alterará para siempre la placidez
de sus vidas y que, de saberse, tumbaría los códigos éticos de los que ambas se
han venido nutriendo.
La solterona fue una de las obras recomendadas durante este
verano por el gremio de libreros, una obra que la editorial Impedimenta
recuperó con el objetivo de darle una edición más acorde a la obra (como viene
siendo habitual).
El libro es corto y la historia parece simple, sin embargo
la profundidad del hecho, sobre todo teniendo en cuenta que nos ubicamos en la
Nueva York de mediados del siglo XIX dentro de la alta sociedad de la city, nos
obliga a bucear dentro de los pensamientos y actuaciones de Delia y de
Charlotte.
Es curioso como el hecho que trastoca las vidas de nuestras
protagonistas, hoy en día podría pasar, en determinados entornos, casi
desapercibido. Debido a un cambio de valores y la evolución de las prioridades,
que nos permite, u obliga, a actuar de una forma determinada.
La lectura de este libro me ha parecido amena y directa, ya
que solo existe un único hilo argumental, el cual va teniendo ramificaciones
debidas a la evolución del tiempo, por lo que dichas ramificaciones no llegan a
separarse de hecho que da lugar a esta novela. El vocabulario es aceptable, lo
que permite una comprensión de la situación sin necesidad de tener un amplio
bagaje en la cultura de esa época.
Sin embargo a pesar de ser una lectura amena, no entiendo
muy bien porque los libreros han escogido esta obra como una de las
recomendadas como lectura veraniega. Es más me parece que el denominar a un
libro como “libros o libros del verano” es como buscar cierta similitud con la
canción del verano. En el libro del verano la gente busca aquel libro que pueda
llevar a la piscina/Playa y que no me haga “pensar”…. meeeeccccc craso error, un
libro siempre te hace pensar y que mejor época que las vacaciones para
sumergirse en una historia fascinante y rocambolesca para dejar de pensar en la
rutina que has dejado atrás… parémonos a pensar en esto.
Realmente cuando leo esta clase de libros, siempre me pasa
lo mismo, pienso lo que me hubiera gustado poder viajar en el tiempo y
comprobar y observar este tipo de sociedad, con esas normas y costumbres, ese
sentido del deber y de la defensa de la familia, mejor dicho, del apellido de
la familia. Aunque si tuviera que elegir un hecho u ocasión escogería sin lugar
a dudas una fiesta de presentación, en la que la familia presentaba ante la
sociedad a la quinceañera de la familia, costumbre que viajó desde Inglaterra
hasta las colonias americanas. En aquellas fiestas se debía ver de todo y
seguramente la mayor parte de ese todo, falso.
Recomendaría la obra sin duda, pero no tan enérgicamente
como recomiendo otras, es un libro que se lee, es bueno, entretenido e
ilustrador; pero al fin y al cabo una lectura para pasar el rato observando una
realidad que por lo menos a mí me resulta muy ajena.
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