El día 10 de
septiembre de 2001, Brandon Moy se encontró en Nueva York con un antiguo amigo
que le hizo recordar todos aquellos sueños que habían compartido en la juventud
y que él nunca había cumplido. Moy tenía una esposa a la que amaba, un hijo
ejemplar, un apartamento envidiable en Manhattan y un trabajo de éxito, pero al
recordar todo lo que había querido hacer en la vida sintió que había fracasado.
A la mañana siguiente de ese encuentro, mientras él iba camino de su trabajo en
las Torres Gemelas, los aviones de Al Qaeda las derribaron. Brandon Moy creyó
que el destino le ofrecía una segunda oportunidad. La misma ciudad es la
historia de esa segunda oportunidad. La historia de Brandon Moy en busca de sí
mismo a lo largo de una geografía a veces tenebrosa. Un viaje a través de lo
ilusorio de los sueños y del valor de la aventura como fuente de riqueza
existencial.
Lo primero que sorprende de este
libro, y que resultó un tanto conflictivo en su lanzamiento, es la imagen de la
portada escogida para ilustrarla. Concretamente una foto archiconocida en la
que ve una persona cayendo boca-abajo teniendo como fondo una de las torres del
World Trade Center de Nueva York, durante los atentados del 11-S. Considero que
la temática del libro justifica la elección de la instantánea, sin embargo
consciente de la controversia de la imagen durante recientes vuelos de avión
que he realizado he intentado deliberadamente ocultar la cubierta mientras
leía.
El tema es interesante ya que
plantea una situación que a mucha gente le pasa por la cabeza, la idea de
volver a empezar, de desear lo que no conocemos o que conocemos a través de
algún conocido, el cual es más que probable que haya adornado su realidad, no
tanto para producir envidia sino para reafirmar la idealidad de su vida ante sí
mismo. Sin embargo en esta ocasión creo que nuestro protagonista no está
cambiando de vida, sino que está huyendo de la suya sin una idea concreta de
hacia dónde dirigirse, dejando que sea el azar y la casualidad las que dirijan
sus pasos sin ningún tipo de orden, renunciando de esta manera a cualquier
responsabilidad sobre su destino.
Personalmente siempre estoy a
favor a que cada persona elija su destino y persiga sus sueños sin resuello,
sin embargo hay un tiempo para todo, porque cuando se tienen responsabilidades dichos
cambios si suponen abandono o sufrimiento de las personas con las que se han
adquirido responsabilidades no son admisibles. Pero dichos cambios, aunque no
consigamos todo lo propuesto, nos aportarán experiencias vitales que
posiblemente nos permitan una amplitud de miras en las decisiones a tomar.
Me ha parecido curioso la
utilización de la ciudad de Nueva York en esta historia, ya que conozco
historias de libros y reales en la que la gran manzana ha protagonizado ambos
papeles, el papel de ciudad de la que huir y la ciudad a la que huir, una
ciudad que atrae… y si te descuidas te devora y despedaza. Sin embargo el autor
escogió el punto más débil de la ciudad, utilizando la herida abierta en el
corazón de Manhattan, como punto de partida y de ruptura.
La calidad de su narrativa es
comparable a la profundidad del texto, describiendo de forma precisa los
sentimientos del protagonista, dejando abierta la posibilidad de
interpretaciones. El argumento es fácil de seguir, sin embargo la riqueza del
texto ofrece una posibilidad de lectura en varios niveles, consiguiendo
percibir más información de la que las palabras nos ofrecen.
La recomendación es positiva y la
reflexión que la lectura de este libro nos produce no tiene precio, haciendo
reflexionar sobre nuestra propia existencia y objetivos, algo muy necesario de
hacer de vez en cuando. Lectura y reflexión un tándem perfecto.
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