La gran casa podríamos definirla como una novela viajera,
con movimiento. Personalmente me gusta que las obras viajen y me descubran
diferentes lugares, conocidos o no conocidos, transformándose en cierto punto
en guías de viaje literarias.
El eje central de la obra de Nicole Krauss es un escritorio,
un mueble, que según se describe en el texto es un escritorio monumental, lo
que coloquialmente conocemos como un “mamotreto”. La existencia de este punto
central se puede entender como una crítica a lo material, a la disposición de
las personas de “idolatrar” objetos depositando en ellos cualidades pseudo
mágicas.
Narrativamente es un libro muy interesante, porque en los
diferentes capítulos de la obra utiliza diferentes voces narrativas. Lo cual siempre
que empieza cada capítulo de manera desconcertante y poco a poco te ubicas
dentro del mismo, haciéndose más evidente la conexión entre unos y otros.
El final es muy extraño,( no preocuparse no voy a soltar un
spoiler)es un remate de la obra muy diferente de lo que se podría esperar a
medida que avanzas en la lectura. Sin embargo lo acepto, pero no es un final
muy cerrado y no hace justicia al resto del libro.
Merece la pena destacar como anécdota que al inicio del
texto se de como primer dueño del escritorio a Lorca, algo que podría suponer
un hecho que a medida que avanza el libro recobre importancia, sin embargo al
final esto carece de interés para los protagonistas, los cuales establecen sus
propios vínculos con el mueble independientemente de su origen.
Si tuviera que escoger una historia del libro… no podría
cada una de ellas me aporta y tiene un estilo único e incomparable a las demás.
Desde aquí debo dejar constancia del gran trabajo de la
editorial salamandra, la cual está realizando una selección de novela de
adultos envidiable, con grandes éxitos, el abuelo, Harold Fry, la última de
Rowling... y esta, es más ya tengo en la recámara Normas de Cortesía de Amor
Towles. Bravo Salamandra.
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