Este libro lo podríamos definir
como novela-cuento, en lo que a su extensión se refiere, aunque como se suele
decir “lo bueno, si es breve, dos veces bueno”, y en este caso de bueno le
sobra.
De los temas que nos presenta, el
referente al mundo japonés lo considero muy interesante, posiblemente por
cierto desconocimiento de su cultura y sus costumbres, pero la manera de
retratarlo me resultó muy atractiva.
El tema principal del libro
después de mucho meditar creo que es el amor platónico, en sus múltiples
facetas y es el que hace moverse al protagonista, sacarlo de su estío y
enfrentarlo a situaciones que en ningún caso se habría llegado a plantear.
En inicio esta obra eran unas 400
páginas se quedaron en poco más de 120, y yo me pregunto ¿de qué fase
recortaría el autor? De la relación con su esposa, de los viajes o de su estancia en Japón. Me
gustaría obtener una respuesta pero creo que será difícil.
El final que nos presenta es muy
interesante y muy icónico presentando la idea del jardín, la cual podríamos
considerar como idílica, al igual que la imagen de las vacaciones, como un
descanso o una búsqueda de paz o serenidad que abandonó.
Es una pequeña joya, que por su
facilidad de lectura debería formar parte del histórico de libros leídos de
cualquier lector más o menos
experimentado. Y posiblemente por esta razón se considera un
long-seller. Es una obra muy fácil de recomendar, ya que en ningún caso puede
disgustar, si acaso dejar con las ganas de más.
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