El padre Brown es un sacerdote bajo, miope, de cara redonda y aspecto
normal, capaz de resolver los más intrincados problemas policíacos con su
observación, su aparente ingenuidad, su lógica... Y su fe, que es la piedra
angular de todo su edificio. Se enfrenta a diferentes problemas y, además de
resolverlos, nos da una “mor
Desde hace algún tiempo he querido encontrarme con las
letras de Chesterton, y hace un tiempo vino a mí esta obra ofreciéndome la
oportunidad de aproximarme a este autor a través de este título. Si hubiese
podido escoger un título diferente posiblemente lo hubiera hecho, pero a veces
las cosas vienen así, aunque como acercamiento y como declaración de
intenciones no ha estado mal.
Esta obra tiene ciertas características que para el
lector actual, recordemos que algunos relatos que conforman el libro tiene
alrededor de un siglo, sorprenden y dependiendo del lector para bien o para
mal.
El primer aspecto a tener en cuenta es el
protagonista, un sacerdote mayor, bajito y miope con cara de buenazo al cual no
le pega nada meterse en los líos en los que la pluma de Chesterton le mete, y
eso hoy en día con la tipología de personajes que en la actualidad manejamos es
muy chocante, posiblemente hoy en día este personaje no sería muy comercial, no
es vendible.
La segunda característica es la construcción de los
casos, y sobre todo su resolución. Los libros de detectives que encontramos en
cualquier librería siguen un patrón en los casos en lo que a la evolución que
lleva a la resolución se refiere, otorgando espacios proporcionados al
planteamiento del caso, seguido de un amplio período de investigación y
concluyendo con la resolución del caso de forma también muy secuencial y
resolviendo de forma clara y didáctica como se ha llegado a la conclusión. Esta
estructura no se ve en el candor del Padre Brown, ya que la estructura base de
la obra es primero una exposición del lugar, ofreciendo un relato costumbrista
muy bien definido seguido del acontecimiento que da lugar a la investigación
del mismo, resolviendo el mismo en pocas frases explicando que es lo que en
realidad aconteció y al culpable, si lo hubiere, del delito, obviando cualquier
explicación de cómo se ha llegado a esa conclusión, por lo que las conclusiones
siempre son extremadamente sorprendentes. Hoy en día este tipo de sorpresas no
son bien acogidas, el lector (sobre todo el lector de novelas) quiere ser un
privilegiado en la historia que lo sabe todo o bien ir conociéndolo poco a poco
al mismo tiempo que se le explica de forma paulatina pero clara las razones de
todo lo que ha acontecido en el relato. Por lo que estos finales, llamémosles
apresurados, desde mi punto de vista solo serán entendidos por aquellos
lectores de relato corto a los cuales les guste ser sorprendidos y que les dejen
fuera de juego o aquellos lectores que
se acerquen al libro siendo conscientes de cuando fue escrito y así apreciar y
entender el estilo propio de Chesterton.
El texto está formado por varios relatos que muestran
diferentes situaciones por lo que hay donde elegir ya que la temática de cada
uno de ellos es muy diferente al resto, por lo que el lector comprobará la
imaginación de Chesterton en lo que a proponer delitos se refiere.
La principal crítica que he leído hacia el libro es la
irrealidad de los casos, pero estamos en ficción, y lo bueno de la ficción es
que todo cabe, siempre que no se venda como basada en hechos reales o ajustada
a una realidad; por lo que la imaginación de Chesterton no es un aspecto a
criticar sino un aspecto a aplaudir. Sin embargo entiendo y comprendo que esta
obra no tiene cabida en mercado actual.
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