«La primera palabra que el indio Dhjamal Mekhan Dooyeghas pronunció
cuando llegó a Francia fue una palabra sueca. ¡El colmo! "Ikea".»
Una historia divertida y con más burbujas que la Coca-Cola, pero que también es el reflejo de una dura realidad: la lucha de los inmigrantes ilegales en su camino hacia la libertad. Una fábula de nuestro tiempo, un viaje iniciático por el corazón humano, una sátira desternillante con una sutil moraleja.
Una historia divertida y con más burbujas que la Coca-Cola, pero que también es el reflejo de una dura realidad: la lucha de los inmigrantes ilegales en su camino hacia la libertad. Una fábula de nuestro tiempo, un viaje iniciático por el corazón humano, una sátira desternillante con una sutil moraleja.
Después de leer este libro,
llevado por las expectativas suscitadas de la idea original del texto, un
argumento que personalmente de resultaba muy atrayente, una historia
absolutamente surrealista pero con un trasfondo social y crítico muy cercano a
lo que sucede hoy en día… pero que desafortunadamente no se puede decir que dichas
expectativas se hayan cumplido.
La obra es ágil y mantiene cierto
ritmo que facilita mucho la lectura, sin embargo el contenido del mismo para mi
gusto se queda muy corto, sacando poco provecho de las situaciones que se le
presentan al protagonista.
Reconozco que me gustan mucho las
novelas viajeras, que denomino RoadBook, que describen lugares reales, pero en
esta ocasión el peregrinar del protagonista, no ha dado mucho de sí, ya que el
devenir que el autor pensó el autor evitaba que el protagonista tuviese
experiencias en algunos de estos sitios que podrían haber mejorado la historia
y haberle dado un calado mayor. No obstante también hay episodios que han sido
correctamente aprovechados y se le ha sacado bastante jugo. Lamento no poder
dar más información de estos momentos, porque estaría desvelando parte del
encanto sorpresivo del texto.
Haciendo un ejercicio de
equilibrio con las características del libro debo decir que es positivo, sin
embargo las posibilidades de este libro no se han explotado hasta lo que podría
haber dado, tanto desde el punto de vista de la narración como entretenimiento
como desde el punto de vista de la crítica al trato de los inmigrantes que se
hace en los países receptores de los mismos.
Quisiera hacer un inciso en la
crítica para hacer una reflexión sobre la promoción que se está haciendo
últimamente de ciertos libros con títulos anormalmente largos con temáticas
cercanas a situaciones sino surrealistas bastante cómicas, siendo estos un
género que parece está surgiendo con bastante fuerza en el mercado editorial
respondiendo a una demanda por gran parte de los lectores de este grupo obras
que además de un entretenimiento divertido muestre cierta crítica social o una
revisión de momentos históricos desde otro punto de vista.
El final del libro, y esto lo he
podido corroborar con más lectores, es un poco… raro, desentonando con el resto
del texto, con un giro un tanto
desconcertante recurriendo nuevamente a la figura del protagonista-escritor. Da
la sensación de que Romain Puértolas no tenía muy claro como finalizar la
historia hacia donde deseaba.
En definitiva un libro con muchas
posibilidades pero no alcanzadas, pero que puede leerse sin grandes pretensiones
y sin esperar nada especial, con el simple objetivo de pasar un rato con un
libro que de vez en cuando nos arrancará media sonrisa o cierto levantamiento
de cejas.
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